«Los cielos cuentan la gloria de Dios, y la expansión denuncia las obras de sus manos.» Sal.19:1
¿Para qué afanarnos en convencer de su error a aquellos que niegan al Creador? Más que las palabras dicen los hechos; mejor que nosotros, habla la creación.
Desde los más ignorantes, que solo ven en el sol una cosa que alumbra, hasta los más avanzados en ciencias, capaces de calcular el tamaño, distancia, velocidad, etc. de un astro más lejano que el sol, todos están sin excusas delante de Aquél que todo lo hizo.
«Porque lo que de Dios se conoce, a ellos es manifiesto, porque Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de El, su eterna potencia y divinidad, se echan de ver desde la creación del mundo, siendo entendidas por las cosas que son hechas, de modo que son inexcusables.» Rom.1:19-20.
¿No habéis oído cómo se mostró Dios a los santos de la antigüedad? No sólo a ellos, sino a los santos o fieles de todos los tiempos Dios se muestra en una forma maravillosa, y tanto más cuanto más santidad han alcanzado. Los santos hablan con Dios. Ellos pueden escuchar la voz de Dios; en ellos obran virtudes para hacer milagros, para vencer todo en el nombre de Aquél que les da tal fortaleza. Quienes logren tan íntima comunión con Dios, jamás podrán negarle por más que se aumenten los argumentos negativos del adversario; pero para llegar a sentir experiencias tan altas y sublimes, primeramente los santos aprendieron y practicaron cada una de las lecciones en que Dios se les fue mostrando progresivamente.
Alguien que domine con habilidad las ciencias matemáticas, tuvo que adquirir tales conocimientos poco a poco, comenzando por las más sencillas operaciones aritméticas. Quien resulte inhábil como simple soldado, jamás podrá desempeñar bien un alto cargo militar.
«El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel: y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.» Luc.16:10.
Dicen muchos que no creen en Dios porque no lo ven, pero no es válida esa excusa, porque sí han visto sus obras (los cielos cuentan la gloria de Dios) y mucho más podrían ver, pero ¿a qué mostrarles las cosas más profundas si cierran los ojos para no ver las más claras y sencillas? Sería esto como tratar de enseñar a resolver complejos problemas aritméticos a quienes se niegan a aprender a sumar dos más dos.
Dios no está lejos de nosotros, pero es necesario buscarle para ver ...
«...si en alguna manera, palpando, le hallen, aunque cierto no está lejos de cada uno de nosotros: Porque en El vivimos, y nos movemos, y somos...» Hech.17:27 y 28
Si queréis conocer a Dios, comenzad a buscarle, en vez de contradecir a los que ya le conocen, pues doblemente ciego es quien piense que nadie ve, por el simple hecho de que él mismo no puede ver.
Ev. B. Luis, Campos de caña del Central Venezuela*, Diciembre de 1965.
*Antiguo Central Steward.
Este artículo, y varios de los que siguen, fueron escritos en la U.M.A.P., o sea, en las campos de trabajo forzado llamados Unidades Militares de Ayuda a la producción.
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